sábado, 13 de marzo de 2010

Trece de marzo no se olvida

Cristóbal León Campos


Se cumplen tres años de la violenta represión ejercida por el gobierno panista encabezado por Patricio Patrón Laviada sobre los jóvenes, trabajadores y campesinos, hombres y mujeres que se manifestaron contra la llegada de George Bush a Yucatán en el 2007.

La acumulación de injusticias realizadas por los gobiernos del PAN (en todos los niveles) a lo largo del 2006, generó una continúa expresión de reclamos sociales por parte de importantes sectores de la población yucateca.

A nivel federal el mega fraude en las elecciones del 2 de julio que impuso a Felipe Calderón en la presidencia de la República, junto a las sangrientas acciones de gobierno en Atenco y Oaxaca marcaron la línea de desprecio a las necesidades y decisiones populares, característica de los gobernantes panistas. En Yucatán, el nefasto manejo de la economía con las políticas neoliberales que sólo generaron más pobreza, junto a la sistemática violación de los más elementales derechos humanos fueron el pan de cada día.

Los campesinos sufrieron el despojo de sus tierras mediante engaños y violencia, tal como aconteció en Caucel, Hunucma y Oxcum, llegando al extremo el gobernador Patricio Patrón de utilizar a la policía estatal para golpear mujeres, niños y ancianos que defendían su derecho a poseer la tierra que trabajan. Tres de los campesinos de Oxcum permanecieron presos por dos meses.

Los estudiantes cansados de padecer el mal servicio del transporte público (en manos en ese tiempo de la administración panista) y las continuas alzas en el precio del pasaje, realizaron varias manifestaciones y acompañaron desde el principio la lucha de los campesinos despojados. Los yucatecos simpatizantes del proyecto de Andrés Manuel López Obrador desarrollaron una diversidad de actividades para denunciar el fraude en las elecciones federales y manifestar su repudio a los gobiernos panistas.

El comienzo de la Otra Campaña en enero de ese año (2006) y la llegada del subcomandante Marcos a Yucatán permitió la organización y la unión de diversos sectores del Yucatán de abajo, quienes organizaron de igual forma actividades político-culturales para difundir la necesidad de construir un proyecto anticapitalista, que sea la guía para dar paso a otro México, uno justo e igualitario.

Todos estos sectores de la sociedad yucateca que manifestaron su reclazo a los gobiernos panistas convergieron junto a colectivos independientes para la realización de innumerables actos por la liberación de los presos políticos de Atenco y en apoyo a la lucha del pueblo oaxaqueño aglutinado en la APPO, se estableció así, un tipo de unión. Esta unidad coyuntural establecida ante tantas injusticias tuvo su desembocadura en marzo del 2007.

Desde el anuncio de la visita de George Bush a Yucatán se fueron escuchando voces que la rechazaban, al tiempo en que se programaban todo tipo de protesta. Fue una larga jornada anti-imperialista de dos semanas en las cuales los yucatecos –principalmente los jóvenes- repudiaron la llegada del genocida, la política imperialista de su país, las invasiones a Irak y Afganistán, la intromisión en la vida de todo el orbe, y su desprecio a otras formas de sociedad como la cubana. Además la inconformidad incluía las muestra de entrega y sumisión ante el Imperio del gobierno panista tanto federal como estatal.

Las expresiones culturales como los murales, el graffiti, la música alternativa y de protesta, el teatro independiente, fueron de los principales medios de concientización que los manifestantes emplearon para convocar a la sociedad a sumarse a las acciones programadas. La protesta como expresión poética de la inconformidad y los diversos mítines acompañaron al arte.

La sumisión del gobierno panista fue tan grande que incluso cedió a los órganos de inteligencia estadounidenses y a sus marinos el control de la vigilancia en Mérida y en diversas poblaciones del estado. No le importo a Patricio Patrón la violación de la soberanía nacional ni la violación de las garantías individuales de los pobladores yucatecos, al cancelar su libre transito, e inclusive en Temozón establecer un estado de sitio, en el cual hasta los perros fueron sacrificados.

Por su paso previo a Yucatán, George Bush dio muestra de su verdadera cara, en todos los países latinoamericanos que visito sólo dejo represión, y sumisión de la mayoría de los gobiernos que lo recibieron. Yucatán no seria la excepción.

El martes 13 de marzo de 2007 se realizó la más grande manifestación de toda la jornada anti-imperialista, partiendo del parque de Santa Ana y dirigiéndose hacia el hotel Fiesta America (donde se hospedo Bush) los manifestantes gritaban entre otras consignas “Gobierno panista cachorro imperialista”, para denunciar el sometimiento al Imperio del espurio de Calderón. Además de gritar “Bush asesino” refiriéndose a los crimines de lesa humanidad cometidos en el mundo por el gobernante yanqui. La manifestación fue larga y combativa, se prolongo durante varias horas, para finalizar en la Plaza Grande de la capital yucateca.

El gobierno panista de Patrón Laviada en coordinación con las fuerzas de inteligencia estadounidenses lanzaron una feroz represión contra los manifestantes en la que participaron más de 500 agentes de la policía municipal y estatal. Grandes violaciones a los derechos humanos se cometieron. Fueron detenidos decenas de ciudadanos en su mayoría jóvenes. Golpeados y vejados los criminalizaron por ejercer su derecho a protestar.

Al otro día, el grito por al libertad de los presos políticos se comenzó a escuchar en las calles, mientras en los periódicos los jóvenes eran criminalizados y expuestos, únicamente el Por Esto! apoyo la verdad de la represión y la difundió, los otros medios evidenciaron su sometimiento a los intereses del gobierno panista, sobre todo el Diario de Yucatán.

Con el paso de los días se creó el Comité 13 de marzo para exigir la liberación de los presos, los familiares de los jóvenes fueron los integrantes fundamentales. Durante más de dos meses 23 jóvenes permanecieron en los separos de la cárcel yucateca. Tres de ellos continuaron con proceso jurídico por más de un año. El desprecio panista fue claro, nada que vaya contra sus intereses burgueses podía tolerar.

A tres años de esos violentos hechos es necesario difundir lo acontecido y clamar justicia, pues aún hoy no han sido castigados los actores materiales e intelectuales de esa represión. Luchar por la construcción de otro país no es un delito sino una necesidad de toda la población, mantener en nuestra memoria las injusticias es necesario mientras establecemos la justicia, por tanto, el 13 de marzo no se olvida.

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