jueves, 7 de junio de 2012

El estudiantado y la transformación de México


Cristóbal León Campos

El despertar juvenil que se vive en nuestro país, se suma al marco internacional de movilizaciones que se han desarrollado en diferentes partes del orbe como Chile, España, Estados Unidos, Canadá y algunos países árabes, en los cuales, los estudiantes han jugado un papel central.

La ruptura de la juventud con los organismos de poder tradicional como son los partidos políticos, los medios de comunicación y algunas instituciones, responde al hartazgo generalizado que la sociedad siente hacia la realidad que se vive a diario, caracterizada por la violencia, la explotación, marginación y las mentiras, que sin descanso se difunden en la televisión, la radio y la prensa al servicio de los poderosos.

El cúmulo de las injusticias y el cinismo de los gobernantes han sembrado la semilla de rabia y dignidad que hoy vemos florecer principalmente en los estudiantes, que han convertido a las calles y parques públicos, en lugares de reflexión y crítica con el firme objetivo de poner fin al estado de cosas actuales en nuestro país.

La coyuntura de inicio fue el llamado viernes negro (11 de mayo) cuando estudiantes de la Universidad Iberoamericana rechazaron la presencia del candidato presidencial del PRI en su escuela. Pocos días después, la llama de inconformidad se extendió a otras universidades y colegios a nivel nacional, conformándose un movimiento plural y heterogéneo de estudiantes en su mayoría agrupados bajo el lema “Yo Soy 132”.

Este renacer crítico de la juventud, si bien enfrenta contradicciones internas propias de todo movimiento, representa la oportunidad de dar el salto definitivo a un nuevo México, en el que las nuevas generaciones sean portadoras de ideas y novedosas formas de organización, regidas por la permanente participación de todos los sectores sociales, dejando de lado el tradicional verticalismo en la toma de decisiones y poniendo en práctica estructuras horizontales y plurales.

Las demandas de justicia y democracia, en todos los aspectos de la vida, deben incluir a los demás sectores de la población que día a día luchan por sobrevivir en condiciones realmente inhumanas. La crítica al sistema antidemocrático de partidos necesita trascender a la raíz misma del problema, es decir, debe reconocerse que la naturaleza misma del sistema capitalista es incompatible con la verdadera justicia y democracia y, por lo tanto, es necesario un cambio de sistema.

El movimiento “Yo Soy 132” es parte de un proceso de concientización de la juventud, no es algo espontáneo, aunque pretendan descalificarlo los poderosos al llamarlo “un estallido manipulado”. El movimiento estudiantil siempre ha existido en México y ha tenido diferentes expresiones, si analizamos las demandas actuales, es claro ver continuidad en los objetivos de lucha y en las necesidades reclamadas, es decir, no es posible descalificar esta nueva etapa de lucha juvenil con simples mentiras.

Ahora bien, las necesidades de lucha reclaman urgentemente una mayor y mejor organización juvenil en cada universidad y escuela, así como el apoyo de la sociedad. Las consignas contra el PRI y su candidato, si bien, muestran un rechazo justo a las viejas prácticas del poder anquilosado, también pueden convertirse en arma de doble filo si son encauzadas por las fuerzas conservadoras a favor de otros candidatos a la presidencia, perdiéndose así, el carácter antipartidista y libertario del movimiento.

En Yucatán, lo anterior es muy claro, durante la marcha del pasado miércoles 23, fue evidente la cercanía de militantes del PAN rondando a los jóvenes inconformes, además, la presencia de varios autonombrados “estudiosos de la democracia y la participación juvenil” de clara afiliación ideológica panista, que con supuesta “postura crítica” se pretenden infiltrar en el legítimo movimiento para encauzar a su favor la opinión de los inconformes.

La semilla de inconformidad que va floreciendo, necesita del apoyo de todos aquellos que integramos los demás sectores sociales oprimidos. El estudiantado ha comenzado a dar pasos firmes para la transformación de México, en nuestras manos esta apoyarlos o seguir siendo parte del problema que durante tantos años ha lacerado a nuestra sociedad.