domingo, 27 de junio de 2010

Samuel Huntington revitalizado

Cristóbal León Campos

La gobernadora de Arizona, Jan Brewer, está rindiendo un homenaje póstumo al intelectual de la CIA Samuel Huntington con la nueva ley antiinmigrante. Huntington es autor del libro ¿Quiénes somos? (2004), en el cual expone una serie de cambios por los que ha pasado la identidad nacional de los Estados Unidos. Enfoca su análisis en la prominencia y la sustancia de la identidad estadounidense. Fundamentó su explicación con tres argumentos: 1) La variación histórica que sufre la prominencia de la identidad nacional de los estadounidenses. 2) La correlación que existe entre la identificación de los estadounidenses y el peligro que su nación pueda sufrir ante otras naciones. 3) En la afirmación de que la base de la identidad nacional estadounidense no son los rasgos raciales y étnicos sino el Credo americano resultado de su cultura protestante.
En ¿Quiénes somos? muestra su temor por el hecho de que en las últimas décadas del siglo XX tanto la prominencia como la sustancia de la cultura y el Credo americano son amenazados por el “desafío” –según Huntington- que representan los inmigrantes procedentes de América Latina y Asia, especialmente de México. Debido a que esta inmigración -según Huntington- trae consecuencias graves para la unidad nacional de Estados Unidos, pues abre la puerta a la posibilidad de la creación de un país bifurcado, con dos idiomas y dos culturas: la angloprotestante y la hispana. El libro de Huntington está lleno de planteamientos de carácter racista sobre la inmigración mexicana a su país, a la cual ve como una amenaza para la unidad e identidad de la cultura nacional de los Estados Unidos, debido a que muchos inmigrantes mantienen en suelo estadounidense aspectos de la cultura mexicana, sobretodo la lengua y la religión.
La nueva “Ley Arizona” convierte en criminal a cualquier trabajador inmigrante, colocando en una situación de desamparo a cientos de miles de indocumentados mexicanos. Su carácter racista se refleja al permitir a la policía detener a cualquier inmigrante simplemente por su aspecto latino. Esta medida ha desatado a pocos días de aplicarse la ley, una serie de redadas, detenciones y torturas racistas en Arizona y en la frontera con México. Como lo demuestra el caso de Anastacio Hernández Rojas, inmigrante mexicano, golpeado y asesinado por agentes de la Border Patrol en California. El presidente Obama no ha pasado de la promesa de poner fin al problema de los indocumentados. La ley SB1070 ha desatado un oleaje racista y xenofóbico característico de los sectores ultraconservadores, pues ya en 14 estados de la Unión Americana se promueven leyes similares a la de Arizona. En el presente gobierno de Obama suman 350 las leyes elaboradas que tienen relación con la migración, pero hasta hoy, ninguna es a favor de los inmigrantes.
Año con año, se persiguen en varios estados a los inmigrantes, situación que aprovechan los patrones para explotar con trabajos precarios y sin derechos laborales ni sindicales a los inmigrantes. El gobierno a favor de lo patrones, los apoya creando programas como el de “trabajadores agrarios temporales”, este programa permite a los patrones importar trabajadores foráneos cuando requieren mano de obra en su región. Las necesidades de ganancia de los explotadores son las que definen cuando empieza la caza y deportación de los indocumentados y cuando tolerarlos, todo en relación con la necesidad de mano de obra barata. En 1994 fue la aprobación de la Ley 187 en California, que negaba a los migrantes indocumentados el acceso a la salud, educación y otros servicios sociales. En 1996, se decreto la Ley de Reforma de Inmigración Ilegal y de Responsabilidad del Inmigrante (IIRIRA), con el objetivo de frenar a la migración indocumentada con un inhumano control de las fronteras, utilizando más patrulleros, construyendo más muros y tecnología militar para detectar y detener a los indocumentados.
Por su parte, el espurio Calderón fue al Congreso estadounidense mostrando su cara acostumbrada en México: un discurso demagógico en el que aparenta su “rechazo” a la ley SB1070 pero confirma su subordinación al Imperio. No se atrevió a recordar que en lo que va del gobierno de Obama se han deportado cuando menos un 40% más de mexicanos, según informa el Departamento de Seguridad Interna. Como simple ejemplo: en El Paso, Texas, se arrestaron y deportaron a 181,000 indocumentados en el 2009. Además Obama envió 1,200 soldados a la frontera con México, con mayores atribuciones en sus acciones, con ello se demostró la farsa de la “cooperación bilateral” entre Estados Unidos y México y el futuro de la prometida reforma migratoria norteamericana. La subordinación de Calderón avanza en la entrega de la soberanía del país rumbo a una nueva forma de colonización.
En todo este marco de leyes racistas, de militarización, de xenofobia creciente en la sociedad estadounidense, y de subordinación espuria, Samuel Huntington se revitaliza porque sus ideas son llevadas a la práctica, son convertidas en políticas de Estado que se extienden rápidamente y ponen en peligro miles de vidas de migrantes. El discurso de Huntington en ¿Quiénes somos? busca ocultar las verdaderas intenciones imperiales de los yanquis, mientras “alerta” a la sociedad de su país "del peligro que representan los mexicanos", utilizando de forma conveniente el miedo, como se hizo para justificar las guerras en Irak y Afganistán. Huntington difundió la hegemonía de la burguesía, pretendiendo modificar las condiciones políticas, ideológicas e institucionales existentes en el seno de su país con el fin de obtener la aceptación de los demás grupos sociales.
La clase obrera de Estados Unidos, compuesta por trabajadores de distinto origen étnico, tiene el poder para luchar contra el gobierno imperial y los patrones que pretenden seguir aumentando sus jugosas ganancias con el sudor y el trabajo de los asalariados. El enorme descontento de los migrantes de Arizona y de todo Estados Unidos, podría originar un gran movimiento nacional de los inmigrantes. En el 2006, se movilizaron miles contra la ley HR 4437 que igualmente criminalizaba a los indocumentados. Los 200,000 inmigrantes que se movilizaron en marzo reciente y el 1 de mayo, demuestran que es posible un gran movimiento en los Estados Unidos para frenar la racista ley SB1070 y las que se disponen a aprobar otros congresos locales, así como conquistar derechos plenos para trabajar en territorio estadounidense.
No importa dónde se encuentre la sinrazón, ante las medidas de corte fascista, como la militarización de la frontera, la construcción de muros en la línea fronteriza, la criminalización de los migrantes, debemos disputar desde nuestras trincheras de ideas a los ideólogos que buscan perpetuar la injusticia, con el fin de contribuir a la conformación de ese mundo mejor, sin racismos ni explotación.
Por Esto! 27 de junio 2010
Cananea y Pasta de Conchos:
Violencia de estado y resistencia obrera

Cristóbal León Campos

La historia parece repetirse, de nuevo Cananea es zona de resistencia y represión. El 6 de junio de 1906, la mina Cananea en Sonora, regresó al trabajo luego de la violenta represión que sobre la huelga minera realizó el gobierno de Porfirio Díaz, la cual dejó 23 muertos y encarceló a los principales dirigentes. El presente año 2010, el 6 de junio, 2000 efectivos de la policía federal entraron por los cerros traseros de la mina y desalojaron la huelga de los mineros de la sección 65 del sindicato, que lleva más de tres años y ha costado 1500 millones de dólares a los patrones.
El desalojo de los mineros fue a través de un operativo violento, con armas de fuego, gases lacrimógenos y balas de goma utilizadas por los policías federales. Grupos de golpeadores contratados por los patrones atacaron a los trabajadores, sus familias y las instalaciones de la mina. La sección 65 del sindicato minero intentó sesionar en asamblea y reorganizarse pero la policía arremetió de nuevo contra ellos para disolver la asamblea.
En Coahuila unas horas después del ataque en Cananea, los deudos de los mineros muertos en la mina Pasta de Conchos, fueron desalojados también por policías federales. Al día siguiente, como es costumbre después de la represión, los burgueses festejaron, el secretario del trabajo Javier Lozano, el gobernador Guillermo Padrés, los Larrea y toda la burguesía prometieron la modernización de las minas y el progreso para el país. Los mineros han dado su testimonio sobre el desalojo, están organizando movilizaciones para liberar a sus presos y denunciaron el trato de la policía, los medios al servicio del poder como Televisa y TV Azteca junto a la gran mayoría de la prensa mexicana, callan la verdad y crean el consenso en la población mexicana para que la injusticia siga gobernando.
La violencia de estado en Cananea y Pasta de Conchos, es derivación de la política antisindical y antiobrera del gobierno espurio, que ya había demostrado con el decreto de extinción de Luz y Fuerza. El autodenominado “presidente del empleo” es el principal enemigo de la clase obrera, a quien además está cargando los efectos de la crisis económica sobre su espalda.
Los únicos que obtienen algún beneficio de la política laboral del gobierno panista son los empresarios nacionales y extranjeros (como las mineras concesionadas a capitales canadieneses) que, a pesar de la crisis en curso, siguieron robusteciendo sus ganancias durante el 2009.
Grupo México propiedad de los Larrea, ha sido uno de los grandes ganadores durante el sexenio calderonista. El gobierno, a través de las instituciones ha puesto todo su aparato jurídico y policial, para liquidar la resistencia obrera en las minas, diezmar a los sindicatos e intervenir de forma descarada en la vida interna de las organizaciones de los trabajadores. Todo para que la precarización y la flexibilización laboral se profundicen y los Larrea sigan enriqueciéndose con el sudor y la sangre de los mineros mexicanos, e incluso con el sudor de mineros norteamericanos, pues Grupo México es propietario de la mina Arsaco en Arizona, Estados Unidos.
La huelga de la mina de Cananea surgió como respuesta ante las reiteradas violaciones al contrato colectivo de trabajo por parte del GM. Durante todo el tiempo que ha durado la huelga jamás hubo una actitud seria por parte de la empresa para buscar algún acuerdo con los trabajadores en torno a las legítimas demandas de éstos. Pero lo que sí sucedió durante los casi 36 meses de lucha, fue una descarada complicidad entre Javier Lozano, y el GM para desacreditar legalmente a los trabajadores y terminar con la huelga. En el caso de Pasta de Conchos se va más allá de la represión; se anuncia con cinismo la materialización del desprecio y del olvido: sellar con toneladas de concreto la bocamina, evitar de una vez por todas los trabajos del rescate autónomo e independiente, que se realizan por organizaciones adherente a la Otra Campaña, para devolver a los familiares los cuerpos de 65 mineros muertos en un accidente en el 2008.
Calderón y Lozano se equivocan si piensan que todo esta escrito en Cananea. Nada más lejano a la realidad. La experiencia adquirida al menos en la última década de luchas mineras en la que sobran ejemplos de la manera en que este sector de trabajadores ha sabido responder a las adversidades -como es el caso de Lázaro Cárdenas en mayo del 2006-, permiten pensar que la resistencia obrera continua. Muestra de ello es que los agremiados de las diferentes secciones del sindicato minero ya están anunciando movilizándose y organizando paros laborales, además de la toma y el cierre de varios puertos marítimos. La recuperación de la mina por parte de Calderón no es otra cosa que la inauguración de un nuevo y más profundo capítulo de Cananea y la lucha minera en México.

Retomar el proyecto emancipador es la tarea más urgente que tienen los obreros del país. Pensar mas allá del capitalismo, y no seguir sobreviviendo en él. Es necesario frenar a Calderón, debemos impulsar la unidad en la acción de todos los sindicatos, enarbolando un programa de lucha en el que se recojan las demandas de los trabajadores de la ciudad y el campo (salario y empleos dignos, educación y salud gratuitas y de calidad, la defensa de las conquistas signadas en la Ley Federal del Trabajo, por la industrialización del campo y créditos blandos para el campesinado pobre, etcétera) y en el que se llame a la movilización para transformar por completo al país, sacando a la burguesía del poder. Pues recordemos que la única forma de frenar definitivamente los ataques de la burguesía es derrocando a su gobierno, eliminando la propiedad privada y luchando por el socialismo.


Por Esto! 14 de junio 2010